el muerto la sabía larga
Decir que Wernon Priest era un viejo marrano, asqueroso y repulsivo, es decir una verdad como un templo. Afirmar que Wernon Priest era un «judío» avaro que estaba forrado de dólares, es decir una verdad como un castillo. Asegurar que Wernon Priest no se había casado porque había pensado que a las mujeres las mantuviera su padre, también es cierto. Pero un día le ocurrió algo extraño, algo raro. Podía tomarse como una «chochería» de viejo… pero se trataba de una cosa más seria que todo esto.