PAÍS LIBRO

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fidel prado

yuma

EL sol batía con fuerza las bermejas aguas del río Colorado. Este río bravío, traicionero, hundido a cientos de yardas en algunos lugares, deslizándose impetuoso otras veces entre enormes roquedales que a modo de jaula le aprisionaban como si pretendiesen domeñar así la fiereza de su brava corriente, y otras, corriendo manso y acariciador, entre bancos de arena, lamiendo amoroso las orillas pletóricas de álamos y sauces verdegueantes, mientras en su implacable correr iba en derechura al mar, para enfrentarse antes de terminar su carrera con las rojizas rampas del silente y angustioso desierto de Arizona.