PAÍS LIBRO

Autores

fidel prado

¡vaqueros tenían que ser!

Cuando el tren se detuvo en la estación de Clarkie, en el Estado de Idaho frente a la parte montañosa de Bitter Root, en cuyas cresterías y sinuosidades rumiaban grandes rebaños de lanudas por ser aquella una parte del Estado más rica en ganado lanar, un viejo se acercó al vagón del que descendía su sobrino Ike Baxter, y extendiéndole sus ya poco enérgicos brazos, le abrazó murmurando: —Gracias, Ike, por tu visita. Ya creía que nunca más te volvería a ver, y es para mí un consuelo poder verte, aunque sea ésta la última vez que nos encontremos juntos.