PAÍS LIBRO

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fidel prado

un sheriff obstinado

La pequeña estación de Carey, al noroeste de Texas, en un punto que rozaba la región de Panhadle, aparecía medio borrosa a causa de la acuosa neblina que envolvía todo el paisaje. Había estado lloviendo todo el día. La lluvia había sido finísima, casi transparente, pero pertinaz y machacona, y la pradera, las calles del poblado, todo lo que el fino temporal había envuelto en su red de agua, aparecía encharcado, escurridizo y mediatizado por una niebla húmeda que borraba la precisión de los contornos, para dejar únicamente las siluetas convertidas en algo impreciso, que más que real parecía un decorado abstracto con perfiles de diorama.