PAÍS LIBRO

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fidel prado

un reto peligroso

Aquella mañana de principios de octubre, Max Pogge se encontraba bastante aburrido. Londres empezaba a cubrirse de su tradicional y molesta bruma, y el famoso estafador, sentado al pie de la chimenea, fumaba sin descanso, y se dedicaba a contemplar el borroso paisaje a través del hermoso ventanal de su segundo piso de Waterloo Street.