todo por la libertad
Los reclusos retenidos en la prisión de Elk City, en Oklahoma, acababan de dar fin al almuerzo y tras el yantar, habían pasado al gran patio donde gozarían de una hora de asueto. El día había amanecido bastante agradable. La primavera empezaba a manifestarse un poco tímidamente y por ello, el sol del medio día era gozado con agrado. Nap Day entró en el patio y huraño como un tigre, enojado, se retiró a uno de los ángulos y sentóse en el suelo. Sus manos bastante finas, rebuscaron en los bolsillos migajas de tabaco con las que liar una sombra de cigarrillo, vicio en él bastante arraigado y al que le costaba mucho esfuerzo tener que renunciar.