también la vida es así
Nunca en su vida habíase sentido Ricardo tan emocionado ni con el espíritu tan impregnado de romanticismo como esta tarde de finales de florido y perfumado mayo, en la que el ambiente, el escenario y la bella y dulce imagen que tenía ante sus ojos, parecían haber sido reunidos por Dios para formar el cuadro poético y armonioso que debería servir de fondo a su tantas veces contenida declaración de amor.