PAÍS LIBRO

Autores

fidel prado

tabique por medio

Alfred Donald detuvo rabioso su “auto” a la puerta de la magnífica villa que poseía en el Paseo de los Tilos, en Hollywood, y descendiendo presuroso, se dirigió al garaje donde encerraba el coche. Abrió la puerta, guardó el “auto” y, volviendo a cerrar, ascendió la pequeña escalinata, que conducía al interior del edificio, y sacando del bolsillo del chaleco un pequeño llavín, franqueó la puerta.