PAÍS LIBRO

Autores

fidel prado

porcelana

Hilary Master, con su impecable uniforme blanco, sus dorados galones en la bocamanga, su gorra de plato y el rostro congestionado por el agobiante calor que reinaba aquella tarde en Koala Paya, penetró en el bar de los plantadores dispuesto a beberse un buen refresco y calmar un poco el sudor que inundaba su cuerpo, antes de hacer la visita oficial al Residente inglés a cuyas órdenes debía ponerse para tomar posesión del mando del pequeño barco, que remontando la corriente del Sanggor debía vigilar el orden en las plantaciones de caucho y velar por la moral, buenas costumbres y tranquilidad de aquel pedazo de dominio que abrasaba el sol malayo.