pat «seis tiros»
El sol, desmayándose sobre la cúspide de los montes lejanos, dejaba verter sobre ellos un resplandor de incendio que parecía hacer arder las pizarrosas cresterías; los pinos, aferrados a sus laderas, como si temiesen despeñarse hacia el llano, pintaban oroflamas en sus verdes ramas; el cielo, de un azul pálido por Oriente, adquiría matices de tonos cobalto hacia Poniente, y el valle, como una inmensa turquesa, se desperezaba hacia el río que, vestido de plata, susurraba quedamente en su eterno deslizar.