PAÍS LIBRO

Autores

fidel prado

pasarse de rosca

Yve Schell penetró como un huracán en el pequeño despacho que tenía montado para desarrollar sus negocios de préstamos y arriendos; en él se encontraba su hijastro Cy, sentado tras la mesa, con unos papeles delante y en actitud meditabunda. —Cy—exclamó Yve—, ¿quieres decirme qué es lo que has hecho para que Don Warner no firme esta escritura de préstamo que ya teníamos concertada? Acabo de encontrarle en la calle cuando salía de aquí y al preguntarle si todo había quedado firmado y listo, me contestó casi mordiéndome al hablar, que ni había firmado ni firmaría, aunque se muriese de hambre, pues tú le habías aclarado algunos puntos de la escritura, demostrándole que firmarla sería tanto como entregarme por un puñado de monedas un terreno que vale mil veces más.