PAÍS LIBRO

Autores

fidel prado

pasarse de listo

En el interior del vagón hacía un calor asfixiante; un calor producto de una atmósfera harto reseca, que había agudizado su presión con el presagio de una fuerte tormenta que podía ser de agua o de viento, pero que envolvía toda aquella parte del sudoeste de Colorado, desde Durango hasta quizá la misma divisoria de Utah. Violentas ráfagas de aire soplaban mugientes a espaldas del tren, quebrándose en el furgón de cola y golpeando en él fieramente con las enormes oleadas de polvo y tierra que el huracán levantaba al rastrear el reseco piso y lamerle con su potente ímpetu, como si fuese una colosal lima que todo lo fuese devastando a su paso.