PAÍS LIBRO

Autores

fidel prado

los chacales de rio kalvik

En la tarde suave y templada de finales de mayo, la silueta grácil y afilada de una goleta de tres palos y amplio velamen, se recortó sobre las aguas un tanto cenagosas del río Kalvik, remontando la bronca corriente en busca del estuario donde poder anclar. Se trataba de una goleta pintada de blanco con una doble franja azul a lo largo del casco, y sobre cubierta se podía distinguir, desde el poblado indio, un pasaje abigarrado que se agitaba junto a la borda como si se tratase de un hormiguero humano.