PAÍS LIBRO

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fidel prado

ladrones del río

TIGER Burns, había dormido aquella cruda noche de mediados de otoño en un profundo barranco cubierto de maleza, donde los parásitos apenas si le habían dejado conciliar el sueño con sus picaduras. Llevaba más de un mes perdido por aquella parte del río Pecos, la más bronca y peligrosa de todo Texas, y su anhelo era poder alcanzar la orilla opuesta del río, donde según se decía, hombres duros, sin ley ni miedo alguno, vivían refugiados en sólida camaradería y donde unos a otros se protegían y ayudaban, porque todos se sabían en idénticas condiciones de peligro. Todos habían vadeado el río después de cruzar la raya que separaba el bien del mal y ya no podían retroceder en su camino.