PAÍS LIBRO

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fidel prado

la que vendió su amor

El señor Cabarrús, encerrado en su despacho de la gran fábrica de hilaturas «El Airón Blanco», se dedicaba nervioso a ordenar un inmenso montón de papeles que había extraído de su caja fuerte, del clasificador que se erguía junto a su mesa de trabajo y de los cajones de ésta, abiertos y en completo desorden.