PAÍS LIBRO

Autores

fidel prado

la muerte no admite bromas

MATTY Ferms era el hombre tranquilo, bonachón, falto de vibraciones nerviosas por excelencia. Sus veintisiete años habían transcurrido por cauces serenos, suaves, sin grandes complicaciones y a la par, sin grandes ambiciones. Matty parecía sentirse satisfecho con trabajar corno peón en los sembrados de Jesse «el Texano» y no ambicionaba más que mantener su puesto, cobrar su jornal y no verse metido en jaleos y complicaciones que alterasen el ritmo rectilíneo y sereno de su existencia.