imperio de rufianes
En la turbulenta y peligrosa ciudad de Dodge City era muy difícil que ningún suceso de sangre, por alucinante que fuese, pudiera conmover a sus habitantes hacia el año 1878, cuando lo que no mucho tiempo atrás fuese un villorrio sin importancia, se convirtiera, por obra y gracia de los astados, en uno de los lugares más frecuentados, más tumultuosos y más estrafalarios de todo el Oeste. Algún tiempo atrás había sido Abilene el centro dramático donde la sangre humana corriera con profusión por el imperativo de los egoísmos y apetencias de ciertos elementos despreciables, que lo convirtieron en su feudo, cuando los hatajos de astados lanzados por la pradera desde San Antonio llegaron allí en conducción, para descongestionar de ganado la parte media y baja de Texas. Pero no mucho más tarde, cuando alguien entendió que era más práctico alargar la ruta de los cornilargos y poner punto final a su carrera en Kansas, como lugar más propicio al mercado, fue Dodge City el lugar ideal para esta meta fabulosa.