PAÍS LIBRO

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fidel prado

en la masa de la sangre

Ralph Beadle se paseaba furioso por el cuadrilátero del despacho de su rancho, agitando con rabia una carta que acababa de recibir de su hija Flo y emitiendo una serie de maldiciones con las que se hubiese podido editar un curioso y abultado diccionario de todo lo que no es elegante y cortés lanzar a oídos extraños. En realidad, Ralph siempre había sido un hombre sereno, apacible, aunque enérgico para sus asuntos y muy cordial tratando a sus semejantes.