el valle de la superstición
Apesar de la dureza de carnes y del entrenamiento que poseía montando a caballo, la jornada resultaba ya demasiado áspera y cansada, aún para un jinete como Bill Roock, “Dos Pistolas”. En un plazo de muchos días, había atravesado Wyoming y El Colorado hasta Durango, y desde allí tenía el proyecto de llegar a Santa Fe, cruzando diagonalmente de Oeste a Este a través de las reservas indias que unían Arizona con Nueva México, para alcanzar el curso de Río Grande y llegar a El Paso, donde pensaba realizar ciertas investigaciones que le llevasen a aclarar un obscuro suceso que traía entre manos.