PAÍS LIBRO

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fidel prado

buck el vengador

Cuando Buck Taylor abandonó su celda de la prisión de Flagstaff para acudir a la llamada del jefe de la cárcel, se llevó ambas manos a la cintura tratando de contener el peso de sus pantalones, que se le escurrían por las estrechas caderas y pasándose la mano por la boca reseca, avanzó por el pasillo, mirando con curiosidad a todos lados y preguntándose qué diablos le querría Pete Harrison para requerir su presencia cuando se encontraba en plena digestión.