PAÍS LIBRO

Autores

fidel prado

algún día nos encontraremos

Kid Corbell había descendido del caballo laxo y sudoroso, para sentarse al pie de un ribazo debajo de un magnífico castaño de frondosas ramas. Era la hora del mediodía, la más dura del verano y el sol caía a plomo encendiendo en oro fundido el paisaje reseco a causa de la falta de lluvia. De vez en vez, Kid se pasaba la lengua por los resecos labios y se palpaba el bolsillo interior del chaleco, donde en apretados billetes guardaba la bonita fortuna de veinte mil dólares, que de un modo azaroso y no exento de peligro, la fortuna le había ofrecido la noche anterior.