esclavos del oro
PAT Parker continuaba siendo, a pesar de su dinero, lo que había sido siempre: un hombre zafio, brusco y un gran indiferente ante las desdichas humanas. Era este nuevo rico, de corta estatura, ancho de hombros y de unos cuarenta años. Nadie supo jamás de qué medios se valió para conquistar a Dorit Scodes, viuda del banquero John Nette; la verdad del caso fue que se casaron, y de la noche a la mañana, Pat Parker se encontró al frente de una casa que manejaba muchos miles de dólares.