el terror de la pradera
DESDE Montana a Nevada, pasando por Oregón, el nombre de «El Yacaré» era pronunciado con respetuoso temor. Se contaban de él cosas asombrosas, afirmando que tan pronto estaba en un sitio como a veinte leguas; que era invisible e invulnerable, y otras exageraciones por el estilo. Pero dentro de todo esto, la verdad era que los sin ley le temían y evitaban su proximidad. ¡Era el terror de la pradera! Desde que hiciera su aparición, comenzaron a disminuir los robos, y las pequeñas bandas de forajidos que merodeaban por los alrededores de Humboldt y de Salem habían emigrado.