PAÍS LIBRO

Autores

eddie thorny

una ciudad abierta

LA muerte de Conn OʼHara no produjo demasiada sensación en las gentes. Cuando le encontraron con cuatro balazos en el cuerpo, tendido en una callejuela de las afueras de Kansas City; ninguno de los que le conocían pareció extrañado. Conn jugaba con varias barajas a un tiempo. Era lógico que alguien descubriese sus manejos y que le diera su recompensa en plomo. La Policía no investigó muy a fondo el caso. En realidad, fuera quien fuese el autor del crimen había ahorrado trabajo a los tribunales y al verdugo. Los periódicos publicaron la noticia en cuatro líneas escondidas en una de sus últimas páginas, y el asunto debió quedar olvidado por completo a los tres o cuatro días.