PAÍS LIBRO

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don lassiter

la heredad de los lawson

DAVID Lawson llenó su pipa de cerezo con buen tabaco de Virginia, y salió al porche que rodeaba la casa. Estaba cerca el verano y hacía calor aquella noche. La casa, situada en el centro de la heredad, estaba rodeada de acres y más acres de manzanos. A la luz de la luna se veían las ordenadas hileras de los frutales cargados. Algunos árboles tenían tanto fruto que había sido necesario apuntalarlos para que no se quebraran las ramas. El viento traía un delicioso olor a heno, y de la parte del río llegaba el croar de las ranas.