traficante de vidas
La muchacha era alta, delgada, esbelta, con una figura merecedora de la primera página de alguna revista importante. Tenía el pelo de color rubio oscuro, como de bronce, y parecía realmente de metal, debido a que lo llevaba muy corto, lo que dejaba al descubierto una garganta de cisne y unas orejas pequeñas y muy bien conformadas. El cabello no era totalmente liso, sino ligeramente ondulado, sin que en ello interviniesen fuerzas ajenas a la naturaleza.