PAÍS LIBRO

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clark carrados

marco para un crimen

Los menudos ojillos de Spencer Thomas Harrison recorrieron complacidos las hermosas figuras que le rodeaban. Media docena de hermosas muchachas bebían y reían alegremente, algunas de ellas muy ligeras de ropa. Había una impresionante cubeta llena de botellas de champaña, envueltas en hielo y, en otra mesa, numerosas botellas de los más variados licores. También había un espléndido buffet con los más apetitosos manjares que se pudieran desear.