PAÍS LIBRO

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clark carrados

la ruta de la sangre

La carreta y las bestias quedaban a unos ochenta metros de distancia, junto al camino, que pasaba algo apartado del río. Pronto pudieron oírse las risas y las bromas de los bañistas, que se divertían alegremente echándose agua unos a otros. El río de aguas claras y transparentes, alcanzaba en aquel lugar una profundidad media de un metro.