la ruta de la sangre
La carreta y las bestias quedaban a unos ochenta metros de distancia, junto al camino, que pasaba algo apartado del río. Pronto pudieron oírse las risas y las bromas de los bañistas, que se divertían alegremente echándose agua unos a otros. El río de aguas claras y transparentes, alcanzaba en aquel lugar una profundidad media de un metro.