PAÍS LIBRO

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clark carrados

la chica de las manos de hada

Bien mirado, no se podía decir que la chica poseyera la esbeltez de una sílfide ni que por su cara fuese a ganar el título de Miss Mundo apenas se lo propusiera. La verdad es que, en el sentido estricto de la palabra, no era una belleza. Ahora bien, tampoco se puede afirmar que fuese fea. Todo dependía de los ojos que la miraban. Yo la vi alta, con hombros anchos, corpulenta, pero con una cintura bastante delgada y de piernas largas y firmes, pero en modo alguno paquidérmicas. En resumen, era una muchacha robusta, no un marimacho ni mucho menos.