PAÍS LIBRO

Autores

clark carrados

el negro manto de la muerte

El automóvil se detuvo frente al garaje de la casa, después de haber remontado el sendero encementado que atravesaba el bien cuidado césped. Una célula fotoeléctrica entró en funcionamiento y la puerta del habitáculo se alzó por sí misma. Satisfecho de la vida, Mitt Fulbert hizo avanzar el coche, hasta dejarlo por completo dentro del garaje. A su izquierda, al fondo, había una puertecita lateral, sobre una escalera de dos peldaños, la cual conducía al interior de la casa. La puerta del garaje se había cerrado por sí sola. Fulbert cortó el encendido y se apeó.