PAÍS LIBRO

Autores

clark carrados

bajo siete llaves

El hombre, vestido con elegante descuido, disfrutaba de la excelente temperatura y de las magníficas vistas que se podían contemplar desde el hotel en que se encontraba, un lugar privilegiado de la montaña. Hallábase en una terraza —cada suite o habitación disponía de su terraza particular—, muy bien adornada con un pequeño jardín, en el que abundaban las rosas y las begonias.