PAÍS LIBRO

Autores

charlotte murray

toque de difuntos

Arthur Edwards fue descrito por la radio en cierta ocasión como «un individuo extremadamente obeso y extremadamente vanidoso que anda a paso tardo. La expresión de su semblante es marcadamente estúpida». Para su hermana Juana es, no obstante, de lo más fino y viril que se conoce. Únicamente la tiene sobre ascuas su marcada predilección por las rubias y el alcohol. Fue Arthur quien la puso sobre la pista del crimen más calculado y de mayor sangre fría que haya encontrado en su ya famosa carrera. Juana se había trasladado con su familia a Jubey Lake para que Arthur disfrutara del placer de la pesca. Arthur pescó solamente un pez, pero este pez y su cebo fueron la base de un caso criminal que se desarrolló inesperadamente y cuya víctima fue el marido de una rubia encantadora. La hermana de Juana le explicó que el zumbido de oído significaba «muerte de un amigo». Y no se engañó. Este es el primer caso en que Juana da muestras de poseer un sentido capaz de desarrollar tendencias criminales, ya que, según propia confesión, «cuando una vez se ha substraído con éxito una cartera la domina a una el afán de comprobar si puede repetir con suerte la hazaña». Mas, como de costumbre, le sirvió de ayuda eficaz a la policía y tuvo más tarde la satisfacción de saber que uno de sus amigos podía descansar en paz allá donde se hallara. Juana Amanda Edwards, la detective solterona, se está convirtiendo en un fino sabueso y como tal contará siempre con un público numeroso que escuchará embelesado sus ocurrencias irritantes y sus inteligentes deducciones.