oso gris
EL hombre montado a caballo oyó un disparo al aproximarse a la cima de la loma redondeada, libre de maleza y coronada de majestuosos pinos y abetos. La detonación sólo sirvió para despertar en él la esperanza de que, quien lo había hecho, pudiera aliviar la monotonía del camino e indicarle, tal vez, el lugar en que se hallaba el campamento minero más cercano.