PAÍS LIBRO

Autores

c. t. mitchum

muerte de un chacal

Cuando Dennis Weston cubrió el rostro rígido de su padre no pudo evitar echar una ojeada a Sidney, su hermano mayor. La tensa expresión de Sidney mostraba sin disimulo alguno la rabia y la cólera que tenían lugar en su interior. Parecía un animal enloquecido. El juez Benson y el sheriff Allen estaban también presentes por expreso deseo del finado. Este había ordenado que los llamaran para que fuesen testigos de su última voluntad. Todavía el cuerpo de Jack Weston se mantenía cálido y aún nadie había abandonado la estancia cuando Sidney, loco de furor, gritó: —¡Maldito viejo! ¡Mil veces maldito!