lobo solitario
La sangre le fluía a borbotones por la boca. Intentó levantarse pero no lo consiguió. Cuando se llevó la mano al costado y la retiró empapada en rojo, comprobando que la herida era muy profunda, comprendió que le quedaba poco tiempo de vida. Apenas conseguía respirar, pero se dijo que su marido debía saber lo ocurrido.