PAÍS LIBRO

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burton hare

réquiem por una rata

Cliff Stack no tenía ningún caso entre manos. La circunstancia no tenía nada de extraño pues, desde que había instalado su agencia de investigaciones privadas, hacía unos tres meses, solo dos clientes habían cruzado la puerta de cristal esmerilado que daba acceso a su despacho. En realidad, el cliente solo había sido uno; el otro era un borracho que se había equivocado de puerta. El caso de su cliente, el auténtico, solamente le tuvo ocupado un par de días. El fulano, un tipejo calvo y de mediana edad, quería saber si su esposa le engañaba. Averiguar si su cliente podía entrar con todos los honores en el sufrido gremio de los cornudos fue tarea fácil.