donde todo es falso
Siempre he pensado que si alguna vez me cayera una fortuna encima, cosa por otra parte puramente quimérica, me gustaría vivir por estos parajes que atravieso. Compraría una de esas inmensas propiedades, bajo cuyos árboles ya se guarecieron los pieles rojas mucho antes de que viniéramos nosotros a civilizarlos a base de fuego, pólvora y muerte. Haría construir una casa tan grande como un cuartel solo por el gusto de perderme en sus habitaciones y me zambulliría en una piscina capaz de dar cabida a un acorazado.