PAÍS LIBRO

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burt arthur

la vuelta del ranger

Las arañadas iniciales que se veían en la culata de su pistola, que le colgaba baja, eran J. C.: Johnny Canavan. Su estatura, seis pies y cuatro pulgadas, estaba de acuerdo con el peso: doscientas libras, peso perfectamente distribuido sobre la estructura de un cuerpo de anchos hombros y estrechas caderas. Cuando, con el pulgar, se echó hacia atrás el sombrero moteado de polvo, dejó ver el pelirrojo cabello que coronaba un rostro bronceado por el sol y unos ojos amargados. Tuck Wells, el barman calvo, con cuello de celuloide, corbata de cordón y manguitos, volvió a echarle una mirada y, finalmente, le hizo la pregunta que había deseado hacerle desde el primer momento en que Canavan entró en el «saloon».