la fosa está abierta
En la fotografía se veía a Richmond apeándose del, autobús, el sombrero un poco echado atrás, una gabardina al hombro, una valija en la mano y una vaga sonrisa suavizando los duros rasgos de su cara enjuta y morena. De no ser por su complexión atlética y por el descarado brillo de sus ojos, Richmond se hubiera parecido a Gregory Peck. Siendo como era, no se parecía más que a sí mismo.