suspense
Esta es la historia de unas personas, normales y corrientes, cogidas en la secuela de un atraco a mano armada en una calle de Londres, esa clase de atracos a la que los periódicos se refieren con demasiada frecuencia. Comienza sin estridencias. Una madrugada, cuando Ronald Barker acompaña a Doreen a su casa desde Paddington, donde su madre está hospitalizada, son involuntarios testigos del atraco a una camioneta de Correos. Uno de los carteros es asesinado y Ronald cree que puede identificar al asesino. Y su afirmación la publica la Prensa al día siguiente. Convencido de que la declaración de Ronald es lo único que puede mandarle al patíbulo, el asesino decide aterrorizarle y lograr su silencio. En este momento comienza la angustia, el “suspense”, para Ronald. ¿Debe cumplir su deber cívico y desafiar, por tanto, la manía homicida del asesino? ¿Puede arriesgar también la seguridad de sus padres y de su hermana menor, con quienes convive? ¿Sin olvidar a su novia, a la que los asesinos aterrorizan con amenazas y conminativos actos de violencia? ¿O debe negarse a identificar al asesino?