el caso del escenario a obscuras
—¡Y para colmo de males!... — comentó amargamente Jimmy Buchanan. —¿Qué ocurre, querido? —¡Niebla! —¿Dónde? Jimmy separó del volante una mano para señalar. —¡Allí! El coche empezó de pronto a portarse de un modo extraño. Sus ruedas traseras resbalaron de través de la carretera, como dejando de tener conexión con la parte delantera del vehículo. Se oyó un grito agudo que procedía del asiento trasero y con rapidez digna de encomio la mano de Jimmy volvió a asirse al volante. Las ramitas de un seto azotaron la cerrada ventanilla, y a continuación, el coche volvió al centro de la carretera, prosiguiendo su marcha normal.