una mano afortunada
Otra Cantina más donde desplumar a unos incautos lugareños. Eso es lo que pensaste cuando entraste en este antro de Clak’door VII, pero lo que encierra un lugar de estas características siempre es desconcertante, y tras varias manos nada afortunadas, perdiste gran parte de lo ganado hasta ese momento. Sólo ahora te lamentas por no haberte sabido retirar a tiempo. Incluso, dudas que puedas tener suficiente como para salir del planeta. En esta ocasión la avaricia no ha sido buena compañera de viaje. Tu cara refleja preocupación. Miras a las distintas mesas en la que jugadores de todo tipo se arremolinan en busca de una jugada que les haga ricos. Echas un vistazo a la barra, donde la chica que te había dado suerte está ahora acaramelada con un rodiano. Chasqueas los dedos, y manejas cuidadosamente tu baraja de la suerte. Vuelves a echar un vistazo a las mesas, tratando de encontrar algún jugador con pinta de despistado. Seguro que más de uno te ve a ti de esa manera. Se equivocan...