PAÍS LIBRO

Autores

anónimo

las señas de la muerta

¡Un bote! ¡Un hombre está ahogando! Estas palabras pronunciaron a coro una multitud de personas que se hallaban en las cercanías de Gravesend, en el lugar en donde el Támesis, en toda su anchura, se introduce en el mar dejando a una y otra parte una espaciosa orilla. Un par de botes se apresuraron a dirigirse a la persona que se veía flotar entre las olas. Cuando a él llegaron, vieron, en efecto, el cuerpo de un hombre, para apoderarse del cual fueron necesarios no pocos esfuerzos.