el robo del collar de perlas
En una noche del lluvioso noviembre se hallaba sentado en una sala de la cervecería su dueño Gaspar Sheffield con algunas docenas de hombres que llenaban unas mesas, próximas a la chimenea de calefacción. Esta cervecería era una de tantas del barrio Soho-square de Londres; concurría a ella gente de poco valer y sospechosa, por añadidura, a la policía, a causa de haber desaparecido en ella dos agentes de seguridad.