el criminal en el ejército de salvación
El estoico inglés que contempla con sorprendente impasibilidad cómo un hombre muere en mitad del arroyo ya por falta de alimento, ya por decaimiento y hastío de la vida, ese mismo inglés se deja robar sin protesta por tantas y tantas sociedades y colectividades, todas encaminadas a un fin benéfico. Así se comprende que hayan podido fundarse hospitales y asilos para enfermos, asilos para niños abandonados y para viciosos, instituciones para muchachas caídas en el fango del vicio, albergues para los licenciados de presidio, y otros muchos de las más variadas especies.