a muerte
Cuando el ascensor se detuvo, y al salir de él, el recién llegado se quitó el sombrero, y poniéndolo sobre su rostro hasta taparlo casi totalmente, no dejando visibles más que los ojos, se dirigió rectamente hacia una puerta sobre la que destacaba un rotulito en una chapa de ónix. «Doctor Bradley—. Cirugía Estética».