¡a punto de ser despedida!
Cuando el dueño del despacho encuentra que las cotizaciones no están bien hechas, se hace evidente que alguien va a perder el trabajo. Desgraciadamente, parece ser que la que va a ser despedida soy yo. Pero yo no cometí ningún error. Mi jefa Berta fue la que se equivocó en todos estos números. Y ahora yo tengo que convencer a este hombre guapísimo, de que yo no me equivoqué en los números, mientras trato de no mostrarme muy evidente al mirarle esos ojos negros o esa sonrisa de campeonato. ¿Lograré quedarme en mi trabajo? y... pensándolo mejor... ¿lograré seducir a esta belleza de hombre?