pornomuerte
Había cierta impaciencia en el set de rodaje porque la figura estelar no aparecía. Lyndon Truman, el dueño de la productora y el que al mismo tiempo hacía de guionista, director y otras muchas cosas, consultaba su reloj de pulsera una y otra vez, maldiciendo en voz baja. Los demás mataban el tiempo fumando un cigarrillo, aburridamente. Yo no me lo pensé mucho y me acerqué por segunda vez en aquel día al jefe. —Señor Truman…