PAÍS LIBRO

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alar benet

misión desesperada

El caballo avanzaba lentamente, retenido por las riendas de un jinete envuelto en pieles. La tormenta fue terrible; pero los últimos nubarrones se perdían ya en la distancia, hacia las Dakotas, para quizá crecerse de nuevo en los fríos territorios del Norte. Había sido, Fred Burke no lo ignoraba, el último coletazo del invierno. No lo sorprendió desprevenido porque en el mulo de reata llevaba mucho equipaje, y entre él ropa de abrigo como la que se apresuró a ponerse sobre el ancho capote de soldado; ropa apropiada para las llanuras y montañas a atravesar, de Washington a Indiana, de Indiana a Illinois, de Illinois a Iowa y de Iowa a Nebraska, al otro lado del Missouri, la última frontera, la segunda y definitiva frontera porque, al decir de las gentes, las tierras civilizadas terminaban al este del Mississippi.