PAÍS LIBRO

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al barton

buscador de oro

El viejo Patrick miró apenado a su mulo. El animal yacía tendido en el suelo, como si no hubiera podido soportar más el peso sobre su lomo. Sus ojos, glaucos, estaban fijos en los del veterano buscador de oro y parecían pedirle compasión. Era una expresión más humana que la de algunos individuos que se sostenían sobre los pies. —Viejo amigo —murmuró Patrick—. Has dado todo lo que podías y llegado al fin de tu camino. El viejo descargó al animal de su impedimenta y se lo quedó mirando, para ver si aquello le hacía reaccionar. No fue así.